Joaquín Manuel F. Cruz: una calle sin recuerdo

En Jerez hay una calle llamada “Joaquín Manuel F. Cruz”. Está cerca de la Avenida de La Granja y su nombre pasa completamente desapercibido. No hay placa, explicación o la más mínima referencia a quién se refiere. Todo indica que es una alusión a Joaquín Manuel Fernández Cruzado (1781–1856), pintor, académico, militar y jerezano de nacimiento.
Fernández Cruzado fue una figura destacada del Romanticismo español. Se formó en Cádiz, Sevilla y Madrid, fue académico de mérito desde 1814 y llegó a dirigir la Academia de Bellas Artes de Cádiz. Retrató a la burguesía gaditana, ejerció como docente, participó activamente en la Guerra de la Independencia y su obra figura en colecciones públicas. Su nombre aparece en catálogos, estudios especializados y referencias de historia del arte. Pero aquí, casi nadie lo recuerda.
Esa calle —abreviada, sin contexto— no es un homenaje. Es una forma discreta de cumplir con el pasado sin asumirlo. Reducir el nombre y relegarlo a las afueras es una metáfora triste de cómo gestionamos nuestra historia.
Necesitamos una política cultural comprometida con el patrimonio humano. Colocar una placa con su biografía, integrar su figura en una exposición permanente o dedicarle un espacio visible en el centro, son soluciones básicas y necesarias. No basta con poner nombres en las esquinas, hay que contar la historia. Recuperar a Fernández Cruzado no es solo reparar una deuda: es reconocer a quienes, desde el arte, hicieron de Jerez una ciudad de mucha categoría.