Museografía: Una guía completa sobre la realidad práctica del Museo

por | 9 Ene, 2000 | Museos

¿Qué vas a aprender en esta guía?

1. La adquisición de piezas
1.1 Colecciones
1.2 Fondos
1.3 Obras en Propiedad
1.3.1 Donaciones
1.3.2 Adquisición o Compra
1.3.3 Legado
1.3.4 Expropiación
1.3.5 Dación
1.4 Obras en préstamo o depósito
1.4.1 Préstamos
1.4.2 Depósito
2. El estudio de los fondos
2.1 Análisis Humanístico y Técnico de las Obras
2.2 La Autenticidad
2.2.1 Métodos de Análisis no invasivos
2.2.2 Métodos de Análisis invasivos
2.2.3 Métodos de Análisis aplicados a la datación
2.3 La Originalidad
2.4 Sistemas de documentación en Museos
3. Preservación y conservación de obras
3.1 Estudio de la climatización e iluminación
3.1.1 Agentes Atmosféricos
3.1.2 Organización de almacenes y depósitos
5. Comunicación e información en los Museos
5.1 Información complementaria sobre las obras
5.2 Medios informáticos y audiovisuales
5.3 Talleres escolares o biblioteca

1. La adquisición de piezas

La adquisición de piezas

Las adquisiciones de obras para los museos se llevan a cabo mediante diversas vías, tales como compras, donaciones, legados, depósitos, préstamos y expropiaciones. El contenido de los museos se conforma principalmente por colecciones y fondos:

1.1 Colecciones

Estas se componen de una serie de obras reunidas por coleccionistas bajo criterios específicos, o bien, obras que, debido a su relevancia política o histórica, ingresan en los museos. Desde los inicios de los primeros museos, a mediados del siglo XIX, las colecciones han conformado gran parte del acervo de estas instituciones.

1.2 Fondos

Son obras que los museos adquieren a través de organismos competentes, como el Ministerio de Cultura. Estas adquisiciones han marcado un cambio de mentalidad, particularmente tras la Revolución Industrial, cuando una parte significativa del patrimonio cultural francés se perdió, motivando esfuerzos para preservar lo que quedaba.

El Museo de los Monumentos Franceses, ubicado en el convento de los Agustinos de París, es un ejemplo paradigmático que surge en este contexto. En España, durante los siglos XVIII y XIX, se vivió una situación similar, lo que condujo al nacimiento de museos en un contexto caótico y desordenado.

A su vez, dentro de los museos, las obras pueden encontrarse bajo dos situaciones administrativas: Obras en propiedad que pertenecen al Estado y se encuentran registradas en los inventarios o catálogos del museo; y Obras en préstamo o depósito, cuya titularidad es privada y están inscritas en los libros de depósitos del museo. Estas obras son temporales; si transcurren más de cien años en las dependencias del museo sin que se reclamen, pasan a ser propiedad del mismo.

1.3 Obras en Propiedad

Las obras ingresan a los museos de diversas maneras que desarrollaremos a continuación.

1.3.1 Donaciones

Las donaciones consisten en obras ofrecidas gratuitamente al museo por individuos o entidades que poseen plena capacidad legal. El museo solicita documentación que demuestre la legítima propiedad de la obra (asegurándose de que no ha sido obtenida de manera ilegal). Normalmente, las obras donadas pueden tener ciertas condiciones adjuntas, las cuales son evaluadas por museólogos. Por ejemplo, algunas obras adquiridas por museos contemporáneos pueden ser valoradas de manera diferente. En el pasado, se aceptaban diversas formas de donaciones a los museos, pero en la actualidad, la Conserjería de Cultura o la Junta de Calificación, Valoración y Exportación, debe otorgar el consentimiento para aceptar dichas donaciones.

1.3.2 Adquisición o Compra

En el ámbito del mercado del arte, la adquisición de obras puede realizarse a través del mercado oficial, reconocido por subastas o por ofrecimientos directos al Ministerio de Cultura. En el caso de un museo, no tiene la opción de realizar compras directas; es el Estado quien lleva a cabo dicha adquisición, a menos que se trate de un museo privado con la libertad de adquirir las obras que desee.

Cuando se trata de subastas oficiales, el Estado tiene la posibilidad de ejercer el derecho de tanteo o retracto:

  • El tanteo se aplica cuando una obra de arte va a ser subastada por un anticuario legalizado o cualquier entidad, y su valor excede una cantidad determinada (aproximadamente 30.000 €). En tal caso, se debe comunicar al Estado, que puede negociar directamente con el propietario antes de la subasta. Si se llega a un acuerdo, la obra no se subasta.
  • El retracto se ejecuta cuando una obra de valor significativo se subasta o vende sin previa notificación al Estado. En esta situación, el Estado puede ejercer el derecho de retracto, anulando la venta y compensando al propietario en el plazo de un año, mientras que la casa de subastas podría ser multada. Además, si el Estado se entera de una subasta sin previo aviso, puede participar en la puja, y si la obra se adjudica a otro comprador, el Estado ejerce el derecho de retracto, adquiriéndola al precio de salida.

Durante el proceso de compra, la obra permanece en el museo como un depósito (conocido como «obra en compra»). Una vez que se alcanza un acuerdo satisfactorio, la obra pasa a ser propiedad del museo.

1.3.3 Legado

El legado, semejante a una donación, describe la forma en que las obras de arte ingresan a un museo por medio de un testamento. Este proceso ocurre cuando una persona fallece y, en su testamento, decide dejar una obra, sumas de dinero, rentas o incluso la totalidad de su patrimonio a un museo específico. Este gesto testamentario es una manera significativa de contribuir al enriquecimiento del acervo cultural y artístico de la institución.

1.3.4 Expropiación

Según la Ley del Patrimonio Histórico español, el Estado es el propietario de todos los bienes dentro del territorio. Los particulares actúan como poseedores, disfrutando de obras para uso personal; sin embargo, el Estado conserva la facultad de expropiar la propiedad de una obra, con la posibilidad de indemnizar total o parcialmente al propietario.

Las expropiaciones pueden tener motivos políticos, como en tiempos de guerra. Muchas de las obras exhibidas en los grandes museos del siglo XIX (como el Louvre, el Museo Británico o La Pinacoteca de Munich) constan en un 90% de piezas expropiadas debido a los movimientos revolucionarios que impactaron Europa tras la Revolución Francesa de 1789.

Asimismo, una obra puede ser expropiada si se vende por una cantidad elevada sin notificación al Estado, como mencionamos previamente. Estos procesos de expropiación han moldeado significativamente la composición y la historia de muchas colecciones artísticas en todo el mundo.

1.3.5 Dación

La dación en pago es una figura jurídica que permite saldar impuestos con obras artísticas, siempre y cuando sean validadas por la Junta de Valoración, Calificación y Exportación de Obras. Esta validación tiene como objetivo garantizar la autenticidad de las obras, asegurando así que no sean falsificaciones. Esta junta opera en todos los casos relacionados con la adquisición de obras de arte, asegurando su autenticidad y valor para cumplir con esta modalidad de pago de impuestos.

1.4 Obras en préstamo o depósito

Las obras en préstamo o depósito se refieren a piezas que el museo posee temporalmente, mientras que en el momento de su ingreso, el museo no se convierte automáticamente en su propietario.

Existen dos situaciones principales:

1.4.1 Préstamos

Estas obras suelen ser cedidas por otros museos para exposiciones temporales, generalmente por un período corto. Sin embargo, el cuidado durante el traslado es esencial. El museólogo se centra no solo en la exhibición, sino también en la conservación. El manejo de las obras durante el traslado es crucial, ya que los cambios ambientales pueden afectarlas. Es por ello que las obras deben ser embaladas tres días antes de su envío y, al llegar a su destino, se mantienen sin abrir durante otros tres días para adaptarse gradualmente y evitar daños.

1.4.2 Depósito

Este tipo implica la cesión temporal de una obra por parte de un particular, bajo ciertas condiciones y previa autorización del museo. En algunas ocasiones, estas obras se convierten en fondos del museo si el propietario original no las reclama.

Las obras que pasan a ser propiedad del museo se registran en el «Libro de Registro«, mientras que aquellas que están en posesión temporal se registran en el «Acta de Depósito«. Las primeras reciben un número de registro, mientras que las segundas no. Estos registros permiten un seguimiento detallado y una adecuada gestión de las obras en poder del museo.

2. El estudio de los fondos

El estudio de los fondos

2.1 Análisis Humanístico y Técnico de las Obras

El arte, siendo un producto humano de gran valor, ha sido apreciado de manera diversa a lo largo de las distintas civilizaciones. Mientras que la cultura europea ha sentado las bases de la valoración artística actual, para culturas distantes de Europa este concepto puede no tener el mismo peso. Cada cultura posee su propio sistema de valoración artística, aunque no todas lo consideran prioritario.

En el contexto de la cultura europea, se enfatizan particularmente dos conceptos contemporáneos: la autenticidad y la originalidad.

En sus inicios, el arte poseía un valor religioso; las obras eran veneradas por su significado religioso. Durante el Renacimiento, el arte adquirió un nuevo valor: lo estético, donde una obra se volvía valiosa por su belleza intrínseca. Posteriormente, en el siglo XIX con la llegada de corrientes científicas, el arte comenzó a ser valorado por su relevancia histórica y documental.

En la era contemporánea, el arte es apreciado como un hecho cultural y también se le otorga un valor económico.

Estas valoraciones se han ido acumulando a lo largo del tiempo. En la actualidad, se valora en una obra todo aquello que ha sido apreciado anteriormente. Por tanto, una obra se encuentra en un museo debido a algunos de estos valores, junto con otros más específicos como la originalidad y la autenticidad. Estos dos valores fundamentales, a su vez, deben estar respaldados por la calidad: se asume que una obra de calidad posee autenticidad y originalidad, mientras que si carece de calidad, no se considera como arte.

El análisis de las colecciones de los museos es llevado a cabo por historiadores y conservadores, mientras que el rol de los restauradores se centra en aspectos técnicos de las obras de arte.

2.2 La Autenticidad

La autenticidad es un juicio crítico emitido sobre una obra para evaluar su grado de veracidad. Los métodos utilizados para determinar esta autenticidad involucran el estudio del autor, la cronología, el estilo, la iconografía, la localización y la técnica, todos ellos coordinados meticulosamente.

Estos datos, excepto la técnica (la cual proporciona información sobre la autoría y está en manos de los restauradores), son recolectados por los historiadores del arte.

Existen dos tipos de autenticidad:

  • Autenticidad Artística: Es inherente al artista que creó la obra.
  • Autenticidad Histórica: Representa una innovación creativa con calidad, a la vez que testimonia su período histórico. La falta de calidad en una obra de este tipo la clasificaría como pastiche.

Además de los métodos visuales de investigación, los métodos científicos son fundamentales para comprender la autenticidad. Se utiliza un sistema de trabajo basado en la valoración y comparación de datos. Sin embargo, ningún análisis proporciona datos definitivos, ya que se requiere la interpretación de un profesional en la materia. Es esencial el análisis químico y científico de los materiales, una tarea que requiere la colaboración de expertos en el campo.

Durante el estudio y análisis, es crucial la evaluación de los resultados por parte de profesionales, quienes compararán los hallazgos con obras ya documentadas.

La tarea de los museos es distinguir entre obras auténticas y copias. Sin embargo, una obra puede ser auténtica pero no original; es decir, puede tratarse de una copia auténtica en términos de cronología, pero ser una reproducción del maestro. Este discernimiento es una labor delicada pero esencial para la preservación y autenticidad del patrimonio artístico.

Los métodos científicos empleados se agrupan dentro de dos grupos, en cuanto a si son de carácter no invasivo o invasivo en la propia obra.

2.2.1 Métodos de Análisis no invasivos

Fotografía

La fotografía es una de las herramientas más comunes, sin embargo, sufre el inconveniente de resultar engañosa si no está bien realizada. A pesar de este desafío, su utilidad para documentar detalles es invaluable.

En la documentación visual, las cámaras manuales se consideran más efectivas que las digitales debido a que estas últimas tienden a deteriorarse con el paso del tiempo.

Radiografía

Las radiografías son herramientas comúnmente utilizadas en los talleres de los museos, especialmente en la pintura. Son valiosas porque permiten comprender el proceso creativo del artista, lo que nos ayuda a discernir si se trata de una obra original o una copia.

Por lo general, las radiografías de copias muestran una superficie uniforme y lisa, mientras que las de obras originales revelan un trabajo más detallado y elaborado. Además, nos proporcionan información sobre el soporte utilizado; en los lienzos, podemos identificar la trama de la tela, siendo una trama uniforme indicativo de tejido industrial, es decir, a partir de 1785. Una trama irregular sugiere una tela anterior a esa fecha.

En el caso de esculturas, las radiografías revelan detalles característicos de diferentes períodos, permitiéndonos identificar posibles intervenciones o cambios a lo largo del tiempo. Además, estas imágenes nos ayudan a detectar deterioros en los materiales utilizados en la creación de la obra.

Análisis infrarrojo

El análisis infrarrojo es un método no invasivo que consiste en capturar en fotografía la capa interna de las pinturas que componen una obra.

Hasta hace poco, no era factible realizar infrarrojos de cuadros de grandes dimensiones en una sola toma. Se solía emplear una especie de plantilla sobre la obra, tomando fotografías por secciones y luego uniendo los resultados como un rompecabezas.

Este método de análisis nos permite visualizar el dibujo subyacente de la obra, revelando aspectos cruciales para autentificarla. En el caso de pinturas flamencas, la ausencia de un dibujo subyacente o la falta del estarcido característico podrían indicar una falsificación.

Además, el análisis infrarrojo nos ayuda a apreciar la creatividad del maestro en relación con sus discípulos. Los dibujos subyacentes ofrecen información valiosa sobre las directrices establecidas por el maestro, quienes solían marcar los nombres de los colores en diferentes áreas para que los discípulos los pintaran siguiendo su estilo.

Las imágenes generadas por el análisis infrarrojo suelen mostrar tonos azulados y proporcionan indicios de posibles repintes o áreas con manchas oscuras, ofreciendo una visión más completa de la historia y los procesos de creación detrás de la obra de arte.

Luz ultravioleta

La luz ultravioleta es otro método no invasivo que se basa en la luz para revelar información valiosa en obras de arte.

Este método nos permite identificar los repintes tanto en pinturas como en esculturas, especialmente en términos de policromía. Además, nos ayuda a examinar las diversas capas de barniz y los retoques realizados por otros artistas en períodos posteriores. Su uso principal radica en la limpieza de pinturas y policromías.

Las obras expuestas a los rayos ultravioleta absorben radiación, lo que ha llevado a la rotación periódica de las obras en los museos para prevenir daños por esta exposición prolongada. Este método ha demostrado ser esencial para los conservadores y restauradores en la preservación y comprensión más profunda de las obras de arte.

Microfluorescencia de Rayos X (I)

La microfluorescencia de Rayos X es una técnica de análisis utilizada para examinar metales, aleaciones, materiales cerámicos, pigmentos, elementos de corrosión y diversas mezclas de compuestos en obras de arte.

Este método se puede llevar a cabo de dos maneras: mediante una pequeña toma de muestra o directamente sobre la obra utilizando un instrumento conocido como «lápiz de superficie». Este lápiz se desliza sobre la superficie de la pintura, y su lectura en la máquina revela los compuestos presentes en cada área, proporcionando información detallada sobre los pigmentos utilizados en la obra.

Es importante destacar que los pigmentos tienen fechas de origen específicas. Por ejemplo, el azul de Prusia se originó en el siglo XVIII. Por lo tanto, la presencia de azul de Prusia en una obra datada del siglo XVI indicaría una posible falsificación. Sin embargo, cabe mencionar que esta técnica, aunque muy precisa, puede no ser económicamente accesible para todas las investigaciones. A pesar de ello, se considera un método más preciso y detallado en comparación con la estratigrafía en la identificación de pigmentos y materiales en obras de arte.

Microfluorescencia de Rayos Láser

La técnica de microfluorescencia con Rayos Láser es especialmente útil en el análisis de materiales inorgánicos, destacando su aplicación en cerámica. Esta técnica tiene la capacidad de detectar de manera precisa y detallada componentes inorgánicos, siendo ampliamente utilizada en la evaluación de obras escultóricas.

Su principal función radica en revelar roturas y estructuras internas que son imperceptibles a simple vista. Además, permite profundizar en los procesos de elaboración de estos materiales, ofreciendo una visión detallada de su composición y características internas.

Holografía Láser

La Holografía Láser representa otro método valioso de análisis. Se utiliza para estudiar las variaciones dimensionales de una obra a lo largo del tiempo, así como para identificar tensiones presentes en diferentes partes de la misma, posiblemente atribuibles a la utilización de distintos materiales en su creación. Esta técnica es especialmente útil para detectar desprendimientos de películas pictóricas y cualquier otra alteración estructural en un objeto artístico.

El ológrafo, dispositivo utilizado en la holografía láser, genera una imagen tridimensional de la pieza analizada, permitiendo capturar con precisión milimétrica los desplazamientos de algunas de sus capas. Esta técnica es aplicable no solo a objetos pictóricos, sino también a esculturas, proporcionando información detallada sobre su estructura y posibles cambios a lo largo del tiempo.

Termoluminiscencia

La Termoluminiscencia es un proceso utilizado para datar materiales inorgánicos. Este método, con un margen de error aproximado del 10%, requiere muestras de gran tamaño. Se basa en la radiación luminosa emitida por los objetos cuando sus electrones son calentados. Cuanta mayor luminosidad se detecte, mayor antigüedad se estima en el material analizado.

Este método es frecuentemente empleado en la datación de piezas arqueológicas, cerámicas y metales, siendo una herramienta clave en la determinación de la cronología de estos objetos históricos.

2.2.2 Métodos de Análisis invasivos

En ellos hay que extraer una pequeña muestra del material.

Microfluorescencia de Rayos X (II)

La Microfluorescencia de Rayos X requiere la extracción de una pequeña muestra del material a analizar para su estudio. Se trata de un microscopio altamente sofisticado que se utiliza para llevar a cabo análisis cualitativos y cuantitativos de compuestos inorgánicos.

Este método es especialmente útil en el análisis detallado de metales, aleaciones, materiales cerámicos, pigmentos, elementos de corrosión y diversas mezclas de compuestos.

La técnica de análisis implica la toma de una pequeña muestra del material. Los pigmentos utilizados en obras de arte pueden revelar información sobre su origen temporal; por ejemplo, el azul de Prusia, que emergió en el siglo XVIII. Por tanto, la presencia de azul de Prusia en una obra fechada en el siglo XVI indicaría una posible falsificación.

2.2.3 Métodos de Análisis aplicados a la datación

Carbono 14

El método del Carbono 14 se puede aplicar a cualquier material orgánico, dado que todos los elementos, incluidos los seres humanos, contienen carbono en su composición. No obstante, el proceso es complejo y su margen de aproximación puede ser bastante amplio. El límite efectivo de este método se sitúa alrededor de los 50,000 años.

Una de las dificultades inherentes al Carbono 14 es que los resultados pueden variar si la pieza ha experimentado modificaciones a lo largo de su historia. El contacto con diferentes elementos o factores externos, como el fuego o el agua, puede alterar los niveles de carbono presentes en el material. Asimismo, para obtener resultados precisos, las muestras deben ser de un tamaño considerable.

Dendrocronología

La dendrocronología es un método de datación que se basa en el análisis de los anillos de crecimiento de la madera. Este método proporciona resultados bastante precisos cuando se analizan en comparación con otras especies de la misma región y época, siempre y cuando hayan experimentado condiciones ambientales similares.

El proceso implica la medición de los anillos de crecimiento de la madera, cuyo grosor varía debido a las diferentes condiciones climáticas a las que han estado expuestas. La anchura de estos anillos proporciona información sobre la edad de la madera, lo que permite determinar su antigüedad. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la edad de la madera no siempre coincide con la edad de la pintura, ya que en ocasiones la madera puede ser anterior a la aplicación de la pintura.

2.3 La Originalidad

La originalidad es un juicio de valor cualitativo que evalúa la creatividad de un artista, considerando su idea inicial como única y exclusiva en contraste con sus copias y reproducciones. Entre la originalidad y la reproducción, existen diversas formas de copias.

Para apreciar la originalidad, es crucial estudiar al autor. Este estudio nos lleva a comprender su formación, fuentes creativas, entorno vivencial y proceso formativo, permitiéndonos discernir si el autor está imitando o creando genuinamente.

En el proceso de originalidad, el artista se nutre de múltiples fuentes, filtrando luego esta información a través de su propia personalidad. Cuanto más amplio sea su bagaje cultural y experiencia, mayor será su originalidad. El conocimiento previo aporta ideas, sumado a su sensibilidad, conocimientos técnicos y procedimientos artísticos, culminando en una obra original y personal.

Estos factores son fundamentales para el análisis de las obras por parte de los museos. Sin embargo, los métodos científicos aplicados al arte no ofrecen un diagnóstico único y absoluto. Deben ser utilizados en conjunto y comparados con otros resultados para llegar a conclusiones. La comparación es la base metodológica que sustenta los juicios de valor de los expertos.

En la actualidad, los métodos científicos se han convertido en herramientas fundamentales para analizar la autenticidad y originalidad de las obras de arte, siendo esenciales y requeridos en cualquier museo. Sin embargo, el obstáculo radica en su alto costo y complejidad, lo que limita la capacidad de muchos museos para incorporarlos en sus departamentos de investigación.

A pesar de su utilidad, es importante reconocer que los métodos científicos no ofrecen una verdad absoluta. Su interpretación adecuada y la emisión de un juicio de valor son aspectos cruciales en su aplicación.

2.4 Sistemas de documentación en Museos

Una vez que se ha realizado el análisis de la obra, se procede a documentar utilizando diferentes instrumentos de descripción en los museos. Estos instrumentos incluyen el Inventario, el Catálogo y las Guías.

El Inventario es el primer documento que se crea al ingresar una obra en un museo. Se basa en sistemas de documentación estandarizados y su objetivo principal es realizar un recuento de las piezas. Aunque contiene datos básicos como autor, tema, cronología, ubicación, escuela, técnica y medidas, su enfoque es somero. Sin embargo, es fundamental para cualquier investigación museística debido a la información que proporciona sobre la historia material de la pieza.

El Catálogo constituye el segundo sistema de documentación, ampliando y completando la información del Inventario. Además de los datos mencionados en el Inventario, el Catálogo incorpora detalles adicionales como restauraciones, fotografías, bibliografía, entre otros aspectos relevantes recopilados sobre la pieza.

Existen dos tipos de catálogos en los museos: el monográfico y el sistemático. Ambos contienen datos similares, pero el Catálogo sistemático se organiza según los intereses específicos del museo (por época, estilo, etc.). Estos catálogos son esenciales para los trabajos de los museólogos, aunque no suelen estar disponibles para consulta si no han sido publicados.

Por otro lado, las Guías representan el tercer sistema de documentación y contienen los datos básicos del Catálogo junto con fotografías. Estas guías se utilizan para marcar itinerarios, indicando la ubicación de las obras dentro del museo, es decir, en qué salas se exponen. Si la disposición de las obras cambia, estas guías también se actualizan.

Además de estos sistemas, los Informes Técnicos son cruciales en la profesión museística. Se refieren a préstamos de obras, intervenciones de restauración y valoraciones de obras en caso de adquisición. Son especialmente relevantes cuando las obras son exhibidas en otros museos. Estos informes deben incluirse en los catálogos, ya que proporcionan información esencial para el análisis y estudio de las obras.

3. Preservación y conservación de obras

Preservación y conservación de obras

La conservación preventiva es un aspecto fundamental en la preservación de obras de arte. Hay conceptos básicos que todo restaurador debe reconocer y considerar cuidadosamente:

  1. Es esencial mantener un control estricto de la temperatura, humedad y ventilación en las salas de exposición, almacenes o depósitos donde se resguardan las obras. Aunque esto debería ser prioritario, en muchos casos, los museos suelen prestar mayor atención a las salas de exposición en detrimento de otros departamentos.
  2. El montaje de las piezas debe ser equitativo en términos de soporte, dado que cada material requiere condiciones específicas de temperatura y humedad. Por consiguiente, las salas del museo deben estar segmentadas según estos criterios, evitando la mezcla de materiales diversos en un mismo espacio.
  3. Es crucial analizar las posibles fuentes de corrientes de aire en las salas para evitar la exposición de obras, especialmente pinturas, a la acumulación de polvo y suciedad que podría adherirse a sus superficies.
  4. Mantener los circuitos de acceso despejados para el público es esencial para evitar accidentes que puedan dañar las obras expuestas.
  5. Evitar la exhibición de obras en mal estado, ya que su deterioro podría afectar negativamente a las obras adyacentes.
  6. Idealmente, se debería rotar periódicamente las obras de la exposición con aquellas almacenadas para minimizar el constante deterioro causado por la exposición prolongada a la luz. Sin embargo, esta práctica puede variar dependiendo de la política y criterio de cada museo.

3.1 Estudio de la climatización e iluminación

La exposición de una obra de arte enfrenta riesgos considerables debido a dos factores principales: la climatización y la iluminación.

Los agentes de deterioro que afectan a las obras dentro de un entorno museístico se clasifican en distintas categorías:

  • Factores intrínsecos: Estos están asociados al envejecimiento natural de la obra y son inherentes a los materiales utilizados. Por ejemplo, el metal se oxida, la madera se contrae, los tejidos se debilitan, entre otros.
  • Agentes de deterioro extrínsecos: Estos factores son externos a la propia obra y pueden dividirse en varios tipos:
    • Agentes atmosféricos: Incluyen la temperatura, la humedad, el aire y las impurezas presentes en la atmósfera.
    • Agentes de deterioro de origen artificial, como la iluminación inadecuada.
    • Factores humanos: Tales como la manipulación inapropiada, el transporte, embalaje inadecuado, así como el montaje y desmontaje de las obras.

Es crucial comprender y controlar estos agentes de deterioro para salvaguardar la integridad de las obras de arte expuestas, minimizando así su degradación a lo largo del tiempo.

3.1.1 Agentes Atmosféricos

La Humedad

La humedad, junto con la luz, es uno de los agentes de deterioro más potentes para las obras de arte y puede ingresar a un museo por diversas vías:

  • Desde el exterior, como por la lluvia, la evaporación de cuerpos de agua cercanos o jardines regados, entre otros.
  • Desde el interior, proveniente de la limpieza de suelos cercanos, la respiración de los visitantes, la condensación, la capilaridad a lo largo de los muros desde los cimientos, conductos de agua rotos, techos y paredes, entre otros.

Controlar la humedad no solo implica preservar las obras, sino que también permite regular la temperatura. En el ámbito de la conservación preventiva, el control preciso de la humedad es fundamental, considerando los niveles óptimos que diferentes materiales pueden soportar (por ejemplo, la madera necesita cierto nivel de humedad mientras que el metal requiere sequedad).

El restaurador debe comprender cuatro conceptos clave en relación con la humedad:

  1. Saturación: Representa la cantidad máxima de vapor de agua que puede contener un metro cúbico de aire a una temperatura específica. Esta medida se expresa como Humedad Relativa (HR).
  2. Condensación: Ocurre cuando se enfría un metro cúbico de aire saturado, provocando la aparición de gotas de agua en las superficies. Este estado puede ser altamente perjudicial en ambientes museísticos.
  3. Humedad Absoluta: Se refiere a la cantidad real de vapor de agua en el aire, y es crucial para prevenir la condensación.
  4. Humedad Relativa: Es la cantidad máxima de vapor de agua que el aire puede contener sin llegar a la saturación y se calcula utilizando la fórmula HR = HA x 100 / Saturación. Se trabajan con tablas ideales que proporcionan temperaturas óptimas para la conservación de las obras.

Los índices de humedad relativa ideales varían según el clima y el tipo de material de las obras. Por ejemplo:

  • Países con climas continentales: HR ideal entre 55% y 65%.
  • Países húmedos o fríos: HR ideal entre 50% y 55%.

Un nivel de humedad superior al 80% puede promover la proliferación de mohos, siendo perjudicial para las obras.

Además, dependiendo de la naturaleza del material, los niveles de humedad relativa recomendados varían. Por ejemplo:

  • Materiales orgánicos: HR ideal entre 50% y 65%.
  • Materiales inorgánicos: HR ideal inferior a 45%.
  • Materiales de excavaciones, especialmente en arqueología submarina, deben adaptarse gradualmente a su nivel óptimo de humedad para evitar daños.

El control preciso y el mantenimiento de los niveles de humedad son esenciales para garantizar la preservación a largo plazo de las obras de arte en entornos museísticos.

La Temperatura

El control de la temperatura es crucial en la preservación de obras de arte, ya que afecta directamente el nivel de humedad. El ajuste de estos dos factores debe ser cuidadoso:

  • Si la temperatura aumenta, es recomendable incrementar el nivel de vapor de agua para evitar la sequedad y reducir la temperatura. En caso de disminución de la temperatura, se debe considerar que la humedad puede aumentar, por lo que se requiere reducir con deshumidificadores.

Los deshumidificadores son dispositivos que eliminan la humedad, generando calor y son similares a las estufas. Para medir la humedad, se emplean dos tipos de dispositivos:

  • Hidrómetros: Miden el vapor de agua.
  • Hidrógrafos: Ofrecen gráficas con la humedad relativa, permitiendo visualizar la variación de la humedad para su control. Ambos proporcionan una valoración de la humedad relativa y son dispositivos móviles que requieren monitoreo mensual.
  • Psicrómetro; Más complejo y que no necesita un control mensual. Proporciona de manera inmediata la medida de la humedad relativa, pero es voluminoso y no es transportable. Sin embargo, su ventaja radica en su capacidad para controlar tanto los hidrógrafos como los hidrómetros de un museo. Actúa como el centro de control, emitiendo señales ante cambios de niveles e incluso regulando los índices de humedad en caso de peligro para las obras.

Los estándares de temperatura ideales en museos varían según el clima:

  • Países cálidos: 19 a 20ºC.
  • Países calurosos: Hasta 21ºC.
  • Países fríos: 16 a 19ºC.

Por encima de 20ºC, aumentan los riesgos de agentes caloríficos y por debajo de 16ºC pueden aparecer mohos y líquenes. Sin embargo, estos rangos pueden fluctuar debido a varios factores, como la afluencia de público, la iluminación (que eleva la temperatura), la ventilación, puertas y ventanas (que la disminuyen), etc.

La humedad y la temperatura pueden causar dilataciones y contracciones en la madera, así como tensiones y destensiones en los tejidos:

  • La madera tiende a dilatarse con el calor y contraerse con el frío.
  • Los tejidos tienden a tensarse (encogerse) con el frío y dilatarse (destensarse) con el calor.

El control preciso de la temperatura es esencial para preservar la integridad de las obras de arte, dado que las fluctuaciones en la humedad y la temperatura pueden afectar su estabilidad a largo plazo.

El Aire

El aire es un factor esencial que debe ser cuidadosamente controlado en museos, ya que puede actuar como vehículo de gases contaminantes y diversas formas de polución, además de tener la capacidad de afectar tanto la temperatura como la humedad de las salas.

Es crucial que las salas de exposición estén libres de corrientes de aire, especialmente durante las estaciones de otoño y primavera, períodos en los que son más comunes y problemáticas.

Normalmente, cualquier sistema de ventilación debe regularse de manera similar al control de la climatización. Sin embargo, suele ocurrir que el sistema de ventilación se active innecesariamente cuando los dispositivos de climatización no son requeridos debido al clima.

Los dispositivos de ventilación tienen la ventaja de movilizar el aire, evitando su estancamiento y la humedad en el ambiente. Funcionan como sistemas de purificación al absorber el aire contaminado cerca del suelo y expulsar aire limpio a nivel del techo. Este proceso elimina gases y partículas contaminantes que podrían depositarse en la superficie de las obras, siendo esencial para mantener la pureza del aire en los museos.

Los visitantes también pueden introducir agentes contaminantes, como fibras de tejidos o residuos en sus zapatos, contribuyendo al riesgo de contaminación en las salas de exposición.

Para medir la humedad, se utilizan termohigrógrafos que emplean materiales altamente higroscópicos, como pelo de caballo.

Es crucial que todas las máquinas de control en los museos estén correctamente ubicadas y en buen estado de funcionamiento, ya que cualquier mal funcionamiento podría resultar en graves deterioros en las obras expuestas.

El control meticuloso del aire es un aspecto fundamental para garantizar la preservación a largo plazo de las obras de arte en los entornos de los museos.

La Luz

En los museos, se emplean tres tipos de iluminación, adaptándose a las condiciones específicas del edificio, la latitud, el país, entre otros factores. La luz solar, con precauciones, se considera la más ideal debido a su naturaleza cambiante y su capacidad para infundir una sensación de vida, aunque las fuentes artificiales tienden a ser más uniformes en su presentación.

La luz natural y la luz artificial representan los principales agentes de deterioro en cualquier museo debido a sus efectos acumulativos. Es crucial que sean rigurosamente controladas por especialistas del museo, ya que las obras están expuestas a dos tipos de radiación: la proveniente de la luz solar y la generada por las fuentes de luz artificiales. Ambas emiten radiaciones tanto visibles como invisibles:

  • Radiaciones visibles: corresponden a la luz emitida.
  • Radiaciones invisibles: incluyen radiaciones ultravioleta e infrarroja, imperceptibles para el ojo humano pero con efectos perjudiciales para las obras expuestas.
Luz Solar

La luz solar es una fuente esencial de luz y calor en la Tierra. Sin embargo, si no se controla adecuadamente, puede ser el agente de deterioro más perjudicial para las obras de arte. Esta emite tanto radiaciones visibles como invisibles en proporciones significativas.

El sol emite una gran cantidad de luz visible junto con radiaciones infrarrojas y ultravioletas, siendo estas últimas particularmente peligrosas, especialmente las radiaciones ultravioleta.

Desde la perspectiva del montaje, la luz solar se considera muy adecuada, pero desde el punto de vista de la conservación preventiva de las obras, puede resultar altamente perjudicial. Aunque posee la ventaja de proporcionar una iluminación amena y cambiante, brindando una sensación de vida debido a los cambios lumínicos durante el día, mantenerla en un entorno museístico resulta prácticamente inviable.

La entrada directa de luz solar debe evitarse, por lo que comúnmente se emplean estores confeccionados con telas especiales diseñadas para absorber las radiaciones ultravioletas. Sin embargo, estos estores también limitan la entrada de luz visible, lo que plantea un desafío en la iluminación de las salas. La opción de dejar las salas sin luz tampoco es viable.

Históricamente, las salas de los museos solían tener claraboyas por donde se filtraba la luz natural. Con el tiempo, la luz solar fue eliminada gradualmente para ser reemplazada por iluminación artificial. En la actualidad, existe una tendencia a evitar la entrada de luz solar directa en las salas del museo, procurando que la iluminación sea principalmente artificial, incluso durante el día.

Luz Artificial

El impacto de la luz artificial en el deterioro varía según el tipo de fuente lumínica y la proporción de radiaciones visibles e invisibles que emiten. Entre las fuentes, los tubos fluorescentes son especialmente peligrosos debido a su alto contenido de luz ultravioleta y baja presencia de rayos infrarrojos. Por otro lado, las bombillas incandescentes, aunque emiten una cantidad elevada de rayos infrarrojos, poseen una baja emisión de luz ultravioleta, lo que las hace menos perjudiciales que los tubos fluorescentes.

Radiaciones Ultravioletas

La mayoría de las fuentes de luz artificial emiten radiaciones ultravioletas, lo cual debe ser mitigado en entornos museísticos. La opción más efectiva suele ser el uso de filtros, como pantallas sobre los focos de iluminación, o la utilización de lámparas con filtros integrados desde la fábrica. No obstante, estos filtros pueden alterar el color o el matiz de las obras, sin causar daño estructural.

Algunos museos emplean acetato como filtro en obras bidimensionales, como dibujos o grabados, aunque esta práctica no es común. Las lámparas o bombillas con radiaciones filtradas ofrecen una mejor conservación, pero su costo elevado limita su adquisición por parte de todos los museos. Como alternativa, algunos museos optan por reducir la iluminación en las salas.

Existen pinturas capaces de absorber las radiaciones dañinas de la luz artificial, pero su adquisición implica altos costos. Además, es crucial evitar la iluminación constante de las obras, apagando las luces en ciertos momentos para evitar la saturación. Sin embargo, también es importante prevenir que las obras permanezcan demasiado tiempo en la oscuridad, ya que esto puede favorecer el crecimiento de microorganismos dañinos.

Radiaciones Infrarrojas

Para proteger las obras del calor, se recomienda mantener una distancia considerable entre estas y las fuentes de calor. Se puede considerar el uso de bombillas incandescentes específicas, como las lámparas frías de tipo coulbean, que emiten luz visible pero no generan radiaciones infrarrojas ni calor.

La iluminación en una sala debe estar dispersa diagonalmente en lugar de concentrarse en puntos específicos o directamente sobre las obras a corta distancia, evitando así el impacto directo del calor en las piezas expuestas.

Los materiales utilizados en las obras pueden clasificarse en tres niveles según su susceptibilidad al deterioro provocado por la luz:

  1. Materiales inalterables ante la luz: Piedra, metal, marfil, cuero, madera, etc., especialmente aquellos de origen inorgánico que no han sido policromados. Estos materiales, en su estado natural, permanecen inalterados frente a las radiaciones. El nivel de iluminación ideal en un museo es irrelevante para estos materiales, ya que no sufren alteraciones o deterioros.
  2. Materiales con nivel medio de deterioro por la luz: Policromías presentes en soportes como pinturas al óleo, temples, lacas, entre otros. En museos, se recomienda mantener una iluminación ideal de alrededor de 150 lux para estos materiales.
  3. Materiales altamente susceptibles al deterioro por la luz: Fibras textiles y vegetales como tejidos, papel, pergamino, etc. En entornos museísticos, se aconseja mantener una iluminación de aproximadamente 50 lux para preservar estos materiales.

El grado de deterioro causado por la luz depende de varios factores:

  • La disposición de la iluminación en las salas: Se debe evitar acercar excesivamente la luz directa a las obras, independientemente del museo.
  • El tiempo de exposición a la luz, relacionado estrechamente con la distancia entre la obra y la fuente lumínica. Cuanto mayor sea la distancia, menor será la iluminancia.
  • La intensidad de la iluminación, medida en lux mediante un dispositivo llamado luxómetro, similar a un fotómetro. Es esencial controlar y ajustar esta intensidad para preservar las obras en exhibición.

3.1.2 Organización de almacenes y depósitos

La organización de almacenes y depósitos es de suma importancia en el ámbito de la conservación, ya que estos espacios albergan un gran volumen de obras y cumplen funciones no solo de almacenamiento, sino también de investigación.

Es crucial que estos espacios estén adecuadamente acondicionados, al igual que las salas de exposición, aunque lamentablemente, en la mayoría de los casos no se cumple este estándar. Dado que almacenan obras de arte, deberían contar con sistemas de control de temperatura y humedad para preservar adecuadamente estas obras. A pesar de tener ventajas sobre las salas de exposición, dado que al no recibir visitantes, las condiciones ambientales pueden ser más estables, suele olvidarse la importancia que tienen estos espacios privados en la conservación del patrimonio artístico.

Almacenaje de las obras generales

El almacenaje de obras en general presenta un desafío significativo, ya que requiere de un espacio considerable para evitar que las piezas se amontonen unas sobre otras, pero muchos museos se enfrentan a limitaciones de espacio.

Una recomendación para optimizar este espacio es utilizar peines metálicos para colgar obras pictóricas en varios niveles, lo que permite un mejor aprovechamiento del espacio. Además, resultan útiles las estanterías, cajoneras o planeras, ofreciendo un ambiente cómodo para las obras y facilitando su supervisión por parte de conservadores y restauradores.

Es esencial proteger las obras dentro de los depósitos, principalmente del polvo. Por ejemplo, las esculturas policromas deben cubrirse con telas de algodón o fieltro. En el caso de tejidos como tapices o alfombras, pueden enrollarse, mientras que los dibujos deben guardarse en planeras fuera del alcance de radiaciones lumínicas intensas.

Los depósitos deben contar con pasillos amplios para permitir el fácil tránsito de las obras. Además, es importante que tengan acceso al exterior para facilitar el montaje de las piezas en camiones durante traslados.

El transporte de las obras no debe realizarse a mano, a menos que sea estrictamente necesario. Debe ser llevado a cabo por varios especialistas en el caso de piezas de gran tamaño, o utilizando carritos para obras de formato más reducido, siempre asegurando una protección adecuada para las obras.

Almacenaje de obras contemporáneas

El almacenaje de obras contemporáneas conlleva desafíos particulares, siendo uno de los principales el tamaño inmenso que presentan muchas de estas producciones. En muchos casos, los almacenes no cuentan con las dimensiones necesarias para albergar estas obras de gran envergadura.

Además, otro problema inherente a estas obras contemporáneas es la diversidad de materiales en las que están realizadas, lo cual requiere métodos de almacenamiento diferenciados. Esta diversidad de materiales también complica considerablemente los procesos de restauración.

5. Comunicación e información en los Museos

Comunicación e información en los Museos

La definición de un museo refleja sus tres objetivos fundamentales: estudio, educación y disfrute. Un museo no es simplemente una colección de obras expuestas; su montaje debe basarse en estos principios:

  1. Transmitir conocimiento: Las obras ofrecen una vía de conocimiento al reflejar nuestra realidad y transmitir información.
  2. Relación con la educación: El museo se vincula estrechamente con los centros educativos, siendo un espacio que complementa la formación. La educación, derivada del verbo ‘ducere’ en latín, que significa ‘conducir’, es un derecho fundamental y no solo implica estar ilustrado, sino también educado. El respeto es su base más importante y su valor está ligado a la libertad individual. La educación permite a las personas tener más libertad al tomar decisiones informadas.
  3. Ocio y esparcimiento: El museo no debe agobiar al individuo; además de educar, debe proporcionar momentos de ocio y entretenimiento. Es un lugar dirigido al individuo, donde puede ampliar su formación después de la escuela.

Para lograr estos objetivos, cualquier montaje de museo debe tener una idea y una programación claras. La exposición eficaz se define por la técnica de presentación al servicio de una idea (montaje) y las actividades e intereses individuales de los visitantes, que varían según la edad, nivel de formación e intereses personales.

El impacto de una exposición en el espectador se compone de tres elementos: la sensibilidad del individuo a los objetos expuestos, el tratamiento temático de la exposición y la característica estética y arquitectónica de la sala de exposición.

Por tanto, una exposición debe servir a objetivos educativos y formativos, y no ser solo una organización estética de obras.

5.1 Información complementaria sobre las obras

Los museos deben tener criterios claros que transmitan ideas, pero a veces se requiere una información mínima sobre las piezas expuestas. Los medios auxiliares de información juegan un papel crucial en el montaje de un museo, y su rotulación debe ser realizada por diseñadores gráficos, otorgándoles gran importancia. Estos medios se dividen en tres niveles:

  1. Nivel básico
  • Las etiquetas o cartelas que acompañan a cada obra deben tener un tamaño recomendado de cuartilla, no del tamaño de una tarjeta de visita.
  • Deben ubicarse a la altura de la vista del espectador y tener una letra grande.
  • Proporcionan datos básicos y esenciales de las piezas, incluyendo autor, cronología, tema y procedencia en museos de arte, entre otros.
  • Pueden complementarse con un breve comentario de hasta cuatro líneas si es necesario.
  • Se recomienda una tonalidad neutra para evitar destacar demasiado.
  1. Nivel medio
  • Planos o cartelas informativas discretas y de tonos neutros.
  • Complementan la información específica de cada obra con detalles generales de la sala.
  • Los textos deben ser breves y sintéticos para mantener el interés del espectador.
  1. Nivel especializado
  • Se componen de casilleros ubicados en la entrada o salida de las salas, proporcionando información más densa y específica sobre cada obra.
  • Pueden tener el tamaño de un folio, siendo común asignar una hoja por obra.
  • Están destinados a estudiantes o investigadores, ofreciendo detalles más profundos y detallados sobre las obras.

5.2 Medios informáticos y audiovisuales

Los elementos multimedia en un museo desempeñan un papel esencial desde una perspectiva didáctica al proporcionar una gran cantidad de información y atraer la atención de los visitantes. Sin embargo, a veces crean puntos de interés en las salas que pueden resultar obstrucciones en el circuito de los visitantes debido a la falta de espacio.

Es crucial ubicar estos elementos en las salas de manera estratégica para evitar obstruir el paso. Aunque generan gran expectación, se debe procurar que no interrumpan el tránsito de los visitantes. En muchos museos, se está optando por sustituir los videos y diapositivas por audífonos personales que cumplen la función de guías de museo.

Por lo general, los museos cuentan con una sala de proyecciones que ofrece contenido audiovisual relacionado con las piezas de la colección, sirviendo como información complementaria. Sin embargo, algunos museos prescinden de estas salas debido a problemas de acústica o por considerar que llaman demasiado la atención.

Es esencial establecer una programación específica para proyectar estos contenidos multimedia, garantizando que se realicen en horarios determinados para los visitantes.

5.3 Talleres escolares o biblioteca

Los talleres escolares y las bibliotecas dentro de los museos son fundamentales para fomentar el aprendizaje y la educación en los niños en edad escolar. Sin embargo, son escasos los museos que ofrecen estos espacios dedicados especialmente para ellos.

Es crucial involucrar a los niños en la configuración y desarrollo de actividades en el museo para que se sientan parte integral de esta experiencia educativa. En países como Canadá, se implementan exitosos programas escolares en los museos, donde se integran las unidades de estudio con trabajos prácticos y visitas a estos espacios. Los museos proporcionan instalaciones para que los estudiantes puedan participar en actividades prácticas que fomentan el conocimiento visual y práctico, evitando un enfoque puramente memorístico.

Los sistemas educativos más exitosos en museos americanos tienen sus raíces en las prácticas pedagógicas inglesas, siendo pioneros en asumir esta nueva función del museo como espacio educativo.

Es esencial que las bibliotecas dentro de los museos estén abiertas al público en general y no sean exclusivas para el uso interno de los empleados del museo. En este contexto, la biblioteca del Museo Arqueológico de Sevilla destaca, si bien tiene la limitación de no permitir la realización de fotocopias, es un aspecto que mejorar para facilitar aún más el acceso a la información.

Escrito por Inmaculada Peña

Artista Plástica, Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla.

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