Baco y Ariadna, Tiziano

Esta pintura de temática mitológica formaba parte de un conjunto de cuatro obras. Fueron encargadas a los artistas más importantes del momento por el Duque Alfonso I de Este, para decorar el estudio privado de su Castillo, el Camerino d’Alabastro, hoy desaparecido.

La primera de ellas, titulada ‘‘El Festín de los dioses’’, fue realizada por el artista veneciano Giovanni Bellini en 1514. El fallecimiento de Fra Bartolomeo y Rafael Sanzio en 1517 y 1520 respectivamente, hace que el resto de los encargos recaigan en Tiziano, quien pinta la “Ofrenda de Venus” (1518-520), “Baco y Ariadna” (1522–1523) y “La Bacanal” (1523–1526). Al mismo tiempo, retoca gran parte de la obra de Bellini para adaptarla su propio estilo y armonizar el conjunto.

Al igual que en sus obras juveniles, como “El concierto campestre” del museo del Louvre o “Las tres edades del hombre” de la Galería Nacional de Escocia en Edimburgo, Tiziano trata en estos lienzos, la relación entre la música y el amor. Pero en esta ocasión, desde el punto de vista de la mitología clásica, donde el tema deriva de los poetas romanos Catulo y Ovidio.

En “Baco y Ariadna”, representa al dios romano del Vino rodeado de un exótico cortejo de Ménades, Sátiros, animales salvajes y la figura de Laooconte con serpientes. El agitado dinamismo que desprende la composición evoca la liberación y el desenfreno de la dimensión dionisíaca.

Además, el maestro cadorino introduce complejos significados alegóricos. La figura del sátiro al fondo, vencido por la embriaguez, nos induce a la reflexión moralizante sobre lo fugaz de la alegría del ser humano.