Héctor y Andrómaca, De Chirico
Tal y como relata Homero en el VI Canto de La Ilíada, el héroe griego Héctor se despide de su esposa Andrómaca en las Puertas Esceas. En el lienzo, ocupando la mayor parte de su superficie, Chirico representa la pareja como dos imponentes maniquíes. Este tipo de forma anatómica comenzaría a desarrollarla en Ferrara durante 1917, tras conseguir la licencia para abandonar el Hospital militar Villa del Seminario tras varios meses de estancia.
Al igual que en los Trovadores, los maniquíes — de una elegancia manierista — tienen una expresión melancólica muy humana, entre reglas de maderas y telas encoladas. Una luz focal rojiza ilumina la escena, creando una atmósfera intimista e irreal. Simbólicamente la desesperada despedida de Andrómaca, antes de que Héctor fuese a la Guerra de Troya donde perecería a manos de Aquiles, guardaba estrecha relación con el periodo bélico que Europa sufría en esos momentos, y concretamente con la derrota de Italia en la Batalla de Caporetto.
Con Héctor y Andrómaca cerraría el círculo de la serie de grandes maniquíes, por la cual, el artista sería ampliamente conocido. Junto a El Dúo o El Vidente, suscitarían en la pintura europea de vanguardia un recurso de inspiración muy reiterado en la producción de otros artistas, entre los que podemos nombrar a Dalí como el más destacado.
Además, el maestro cadorino introduce complejos significados alegóricos. La figura del sátiro al fondo, vencido por la embriaguez, nos induce a la reflexión moralizante sobre lo fugaz de la alegría del ser humano.
Título: Héctor y Andrómaca.
Autor: Giorgio de Chirico.
Fecha: 1917, Simbolismo. Mitología.
Técnica: Pintura al Óleo sobre lienzo, 90×60 cm.
Localización: Colección Mattioli, Milán.
Escrito por Inmaculada Peña
Artista Plástica, Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla.