El Retablo Cerámico de La Soledad: Un tesoro artístico de Jerez

El origen del Retablo Cerámico se remonta al periodo Barroco, cuando tras la expulsión de los moriscos de territorios de la Corona Española, la Iglesia se convierte en el principal cliente de para los talleres de cerámica, proliferando así los denominados Retablos Cerámicos que representaban imágenes devocionales.

En Jerez, Iglesias como la de los Descalzos, San Dionisio, Santo Domingo o la Victoria, entre otras, incorporaron azulejos influidos en su estilo por la escuela de pintura sevillana, como parte de la decoración de sus fachadas.

Al margen de su sentido religioso, los Retablos Cerámicos, han sido una actividad artística que a lo largo de la Historia del Arte se ha clasificado como “Arte Menor” por estar más asociada a la artesanía, a pesar de su importante papel en la configuración visual de calles y plazas.

Su ubicación ha hecho que muchos de ellos hayan sufrido importantes daños por culpa de las inclemencias del tiempo o el vandalismo humano. Tal era el caso del Retablo Cerámico de Nuestra Madre y Señora de la Soledad de la Iglesia de la Victoria. Menos mal que la Hermandad ha llevado a cabo su restauración, y desde estas líneas me gustaría aplaudir tan acertada iniciativa.

En concreto, este retablo es uno de los más sobresalientes que tenemos en Jerez por su excelencia artística y riqueza de técnicas empleadas en su elaboración. Pintado en 1944 por el artista Antonio Kiernam Flores y fabricado por el prestigioso Taller de Cerámica Santa Ana de Sevilla.

La empresa encargada de la restauración ha sido Ágora Restauración y Conservación de Patrimonio, especializada en trabajos de azulejería y conservación de piezas cerámicas antiguas. Y el resultado no ha podido ser mejor. La pena es que el original se conserve en el  interior de las dependencias de la Iglesia y en su lugar, se haya colocado una reproducción. Aunque al menos es bastante fiel y de buena calidad.

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