Inmaculada Concepción, José de Ribera
José de Ribera, conocido también como “el Españoleto”, fue un pintor español que se destacó por su estilo único y distintivo, influido por el naturalismo caravaggista y el tenebrismo italiano. Se le reconoce por sus obras que exhiben una gran maestría en el manejo de la luz y la sombra, así como por su habilidad para crear dramatismo y realismo en sus composiciones.
El cuadro de la Inmaculada Concepción de Salamanca, fue encargado por el virrey de Nápoles, Don Emanuel de Fonseca y Zúñiga, Conde de Monterrey, para la iglesia del convento de las Agustinas Recoletas. Según los expertos, el lienzo estaba destinado al altar mayor, proyectado por el escultor Cosimo Fanzano en 1633, y fue colocado inicialmente en la vieja iglesia o capilla de Santa Úrsula hasta la finalización de la nueva iglesia en 1687.
Ribera adoptó la técnica de claroscuro de Caravaggio, donde los contrastes entre luz y sombra eran pronunciados, resaltando así los volúmenes y las expresiones de sus personajes. Sus pinturas se caracterizan por una iluminación intensa que crea efectos de fuerte dramatismo, resaltando los detalles y creando una atmósfera de profundidad y emotividad.
Han llegado hasta nosotros dibujos que evidencian la especial atención que Ribera dedicó a esta representación, altamente valorada en la pintura española religiosa. Ribera se adhirió a la iconografía tradicional al vestir a la Virgen con un manto azul y una túnica blanca. Incorporó los atributos de las letanías entre los pequeños ángeles que revolotean a su alrededor y en el paisaje que adorna la parte inferior.
Su habilidad para representar la figura humana con gran realismo y detalle, así como su enfoque en los gestos expresivos y la intensidad emocional de sus figuras, otorgan un carácter único a esta obra, rica en texturas y en la luminosidad de los tejidos y telas.
Por todo ello, esta Inmaculada Concepción se considera una obra maestra dentro de la pintura barroca napolitana y española. Según los críticos, su esplendor en colores, luces y la nobleza de formas e invención supera a artistas de la talla de Murillo, Guido y Rubens en sus interpretaciones de este tema.
Y es que su estilo innovador y su enfoque en la representación realista y emocional de sus sujetos le valieron el reconocimiento como uno de los maestros del Barroco, influyendo significativamente en la pintura de su tiempo y dejando un legado artístico que aún perdura y es admirado en la actualidad.
Autor: José de Ribera.
Fecha: 1635, Barroco. Devocional.
Técnica: Pintura al Óleo sobre lienzo, 502 x 329 cm.
Localización: Iglesia del Convento de las Agustinas Recoletas. Salamanca.
Escrito por Inmaculada Peña
Artista Plástica, Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla.