Un retroceso en la conservación del patrimonio

Hace unas semanas fuimos testigos en Sevilla de un lamentable ejemplo de lo que no debe hacerse con el patrimonio de la Semana Santa. La intervención sobre la Esperanza Macarena ha supuesto, sin lugar a dudas, un retroceso de al menos un siglo en los principios de restauración y conservación.
La falta de documentación y la escasa transparencia informativa, han dejado en evidencia un regreso a prácticas propias de otros tiempos. Tiempos en los que las restauraciones apresuradas y sin control eran habituales y terminaban afectando irremediablemente la integridad de las obras. Hoy, en la era de la inmediatez informativa, donde las noticias vuelan por redes sociales en segundos, este tipo de decisiones solo generan indignación y rechazo.
En muy poco tiempo se ha intervenido varias veces una de las imágenes más queridas de la Semana Santa sevillana: una limpieza superficial, un cambio de pestañas y, según algunos, la aplicación de posibles veladuras… Todo ello sin la claridad debida y con un resultado que, lejos de tranquilizar, ha generado mucha incertidumbre. Actuaciones que ponen en peligro la calidad artística de la imagen, y por extensión, su dimensión simbólica y devocional. Por estos motivos, toda intervención debe estar cuidadosamente consensuada, debidamente documentada y claramente comunicada.
Esperemos que lo ocurrido con la Macarena sirva como ejemplo de lo que debe evitarse en el futuro: improvisación y opacidad en el tratamiento de un patrimonio que pertenece a todos.