Alegoría de la Fe, Vermeer
Si comparamos esta escena en la que se representa la Alegoría de la Fe con otras del mismo autor, como por ejemplo la de la Pintura, apreciamos que en esta ocasión, el asunto representado se desarrolla en un ambiente doméstico. Una sala de baldosas blancas y negras, a la que el espectador se asoma a través de su clásico cortinaje recogido hacia la izquierda en primer término.
Vemeer personifica la Fe con una mujer vestida de blanco y azul, que apoyada en un globo terráqueo, alza su mirada hacia la izquierda, con su mano derecha en el corazón y la otra apoyada en una mesa, en la que vemos un cáliz dorado, la Biblia y un crucifijo, símbolos de la eucaristía, del sacrificio de Cristo y de la teología católica. Y en el suelo, la manzana y la serpiente, que simbolizan el pecado original.
Todos los elementos de este cuadro, inspirados en la Iconología del autor italiano Cesare Ripa, están reforzados por el Calvario que aparece en un gran cuadro al fondo de la escena.
Las tonalidades usadas en esta obra, recuerdan a su producción de la década de 1670, cercana al estilo clásico holandés imperante, por lo que los historiadores del Arte la enmarcan entre los años 1671 y 1674.
Se sabe que esta pintura de Johannes Vermeer se encontraba en Ámsterdam a finales del XVI, aunque los especialistas no han podido determinar si su propietario fue un cliente directo del artista. El hecho de que fuera Protestante contrasta con el significado de la obra, donde se han querido ver símbolos de la Orden Jesuita y San Ignacio de Loyola.
Título: Alegoría de la Fe.
Autor: Johannes Vermeer.
Fecha: Entre 1671 y 1674, Barroco. Devocional.
Técnica: Pintura al Óleo sobre lienzo, 114,3 x 88,9 cm.
Localización: Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.
Escrito por Inmaculada Peña
Artista Plástica, Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla.