Autorretrato con paleta y pinceles, Rembrandt

Un estudio radiográfico de esta obra revelaría bajo la capa de pintura y barniz que vemos, otra versión en la que el artista se retrata en la actitud de pintar un lienzo con su mano izquierda levantada sobre él.

Son muchos los autorretratos que Rembrandt realizaría a lo largo de su vida y, en especial, con una edad avanzada, como ocurre con este lienzo, en el que se retrata sosteniendo en su derecha las herramientas de su oficio – espátulas, pinceles y paleta – en el interior de su estudio, donde se asoma la esquina de un lienzo en el ángulo superior derecho de la composición.

Llaman la atención los dos semicírculos que aparecen dibujados en el fondo tras el artista y que han dado lugar a multitud de especulaciones sobre su simbolismo. Desde tratarse de un motivo puramente estético en el que contraste las líneas curvas con las rectas, hasta interpretaciones relacionadas con la astrología cabalística, o símbolo de una reflexión sobre la perfección o el talento. Incluso se han llegado a comparar con las líneas generales del mapa mundis que decoraban las paredes de los estudios de pintores holandeses.

La forma en la que Rembrandt trabaja este autorretrato, desde un punto de vista estilístico, hace que los expertos en su obra la enmarquen a mediados de la década de los sesenta de 1600. Años en los que su técnica evoluciona hacia pinceladas más sueltas con luces de blanco de plomo más espesas, así como áreas abocetadas e incluso inacabadas.